Pasó varios años esperando su regreso en aquel filo de hierbas en lo alto, frente al océano, cada tarde al medio día recorría el mismo camino que lo dirigía al lugar en donde dejaron su huella, marcada en aquel asiento con la esperanza de encontrarla, verla, de toparse u observarla desde lo lejos, pero no lo conseguía, ella no estaba. Cada triste tarde se dejaba sumiso frente a las melodías del viento que soplaba el hermoso y rígido mar, formando las olas más perfectas que no se podría imaginar. Cada noche desde su ventana dejaba una marca en la luna con la humedad de su respiro, empañado, contando los días que…