Treinta y cuatro días sin saber nada de ti, sin comunicación alguna, sin rose ni desvelo sobre tu imagen. Han pasado treinta y cuatro días desde tu partida y la maldita ideología política anti-democrática del país que visitas bloquea las redes sociales para poder comunicarnos. Son Treinta y cuatro días donde la distracción del nuevo mundo que visitas, hacen imposible el horario para hablar. Me pregunto si acaso has podido sentir ¿aquel tropiezo que tuve?, me pregunto si durante este tiempo conservas aquel libro que te regalé en el día de tu despedida. Hace unos días pasé por aquél Starbucks cerca al mar, donde intercambiamos miradas por primera vez, y…