Siena era fantástica, una mujer realmente fuerte, me contagiaba sus energías, pero a pesar de todo lo vivido hasta el momento, no la podía ver con otros ojos que no sean de amistad, a veces notaba que ella tal vez no me veía de la misma forma, pero ninguno de los dos estaba seguro de lo que podía pasar en tan poco tiempo– eso creo-. El último sábado de las vacaciones de verano queríamos irnos de campamento, ella tenía muchos amigos con los cuales viajaba seguido, a lo cual —Carlos, vamos de campamento con mi grupo de amigos —¿Pero estás segura? No me llevo bien con ellos. —¿Cómo lo sabes…