¿Hoy no vamos a almorzar? – me pregunta- , -Si, pero hoy no quiero comer acá, quiero ir a otro lugar, donde el viento sea cómplice de esta sensación que estoy sintiendo. – ¿Y dónde es ese lugar?, – acompáñame, le dije.Cuando llegamos, nos quedamos viendo las olas del mar, – es muy bonito – dice, sin embargo acentué: – Lo sé, y te doy gracias, -¿por qué?- por estar aquí, por haber sido mi cómplice y por soportar cada lágrima mía, por escuchar mis lamentos, y saber entender mis secretos, por ser durante todo este tiempo la persona que más creyó en mí, este lugar no es uno más…