Escritos,  Pequeña luna

Pequeña Luna | Parte 10

Después de ese día, estaba emocionado por volver otra vez al mismo lugar de café para encontrármela, Siena, me daba curiosidad conocerla , saber más, había sido un encuentro muy raro pero a la vez emocionante.

Ella comentó que llegaba interdiario por lo que el viernes es seguro que la encontraría, pero no sabía a qué hora, pero supuse que sería a la misma hora que la primera vez.

5 en punto de la tarde fui hacia el café, y me dirigí a la misma mesa donde me encontré con ella, pero no estaba, me senté, quizás llegaría mas tarde, pero pasaban los minutos y ella no aparecía, supuse que tal vez había llegado temprano, pero era difícil de creer esa suposición.

Volví a ir los días siguientes, Sábado, Domingo, a la misma hora del día en que me encontré con ella, pero era en vano, ella no iba al lugar, tal vez nunca le caí o quizás regresó con el chico que le había hecho daño, supuse que esos encuentros solo aparecían en los libros y películas, así que no le di más esperanza a volverla a ver, me retiré del lugar un poco triste y apenado,  pensé que había entablado una nueva amistad con alguien que llegó de casualidad, pero vaya, esas cosas solo fueron parte de mi imaginación.

No volví a ir los siguientes días, hasta el viernes que era mi día habitual, me siento en una de las sillas individuales a tomar un café como un día cualquiera, cuando de pronto escucho “Carlos” – volteo- -¿Siena? –

—Uhmm si ¿pensabas que era otra persona?

-No, solo que me sorprende

—Te dije que venía interdiario

-Pero yo vine todos los días a la hora que nos encontramos aquí

—Tonto, pero yo vengo de noche excepto los miércoles que vengo más temprano, es porque tengo clases en la universidad.

-¿enserio? ¿no me mientas?

—Si, es enserio, hoy por ejemplo salí temprano y recordé que mencionaste que tú venías los viernes ¿has estado viniendo todos estos días?

La miro de reojo- pues… algo así.

—Supongo que pensaste que ya no volvería y que no nos volveríamos a encontrar

-La verdad es que si.

Comenzamos una plática tranquila , amena, un poco de bromas, y nos fuimos a caminar por los alrededores

-¿Y cómo te fue?

—¿Cómo me fue con quién?

-Ya sabes ese día tu…

—Ah … es un imbécil, mi mamá lo odia, yo lo odio… pero no hablemos del tema

-Wao, esta bien..,

—¿Y tú cuéntame?

-¿Que te cuente qué?

—Pues si sales con alguien o hay alguien más

-Te daré un resumen, me enamoré, fue bonito, se fue del país, nunca me contestó y se acabó, lloré y ahora estoy aquí empezando de cero mi vida

—Oh ¿pero la extrañas?

-Uno a veces recuerda las cosas que lo marcaron, no significa que uno extraña en si, significa que el dolor aún no sana, si me preguntas si la extraño, pues no extraño verla, pero extraño el amor que un día sentí.

— Estamos cerca a mi casa- Ella dice emocionada

– ¿En serio vives por aquí?

— Si, a dos cuadras

Relativamente era a la vuelta de donde tomaba café, Siena era muy conversadora, se comportaba como una buena persona capaz de formar una amistad

—Si gustas vamos a casa a conversar más tranquilos que ya casi es de noche

-Pero no me conoces muy bien y ya me estás invitando a tu casa

—No seas tonto, están mis padres, y ellos también quieren que salga después de lo que pasó, además tengo una azotea donde se ve gran parte de las calles, te encantará

-Sí que me sorprendes, bueno está bien vamos

Siena tenía una casa inmensa, no sé quién fue el tipo que nos abrió la puerta , pero nos dirigimos a la azotea, no me topé con sus padres, más que solo a su hermana , subimos y nos sentamos en una de sus mesas con vista a la calle. Trajo un termo de agua caliente, café en lata , azúcar y dos tazas.

-Tú si sabes

—Gracias.

Nos preparamos café,

-Imaginemos que este lugar es donde nos conocimos – le digo

—¿Repetirás el darme el papel para mis lágrimitas?

-Si, pero llora para darle más realismo

—Jajaja

-Llama al odioso

—Ja ja no fue gracioso Carlos

-Ya ya lo siento

Entre el vapor del café amargo, hubo un silencio, la miré y le dije

Para serte sincero , no pensé volverte  a ver, después de lo que pasé decidí empezar de cero, conocer nuevas amistades, hacer nuevas cosas, y cuando me tope contigo ni siquiera se me ocurrió acercarme , pero lo hice así de la nada, tal vez porque no se quería hacer algo como se ve en las películas, el chico se acerca, se casan él muere revive y esas cosas, pero realmente tú fuiste una casualidad de esas que no se ven, que no encuentran, esas que solo llegan en el momento menos esperado y se convierten en bonitas casualidades, ahora míranos, dos desconocidos tomando una taza de café con esa vista hermosa, gracias por permitirme compartir esto contigo, gracias por ir al lugar y toparte conmigo otra vez.

Ella sonríe, se sonroja. Pasamos toda la noche conversando y tomando café hasta que llegó la hora de despedirnos, esta vez si me dio su número para volvernos a ver.

Continúa capítulo 11

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