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Pequeña luna | Parte 7

Nuestros planes estaban indecisos, se acercaba el 14 de febrero , día del amor y la amistad en Perú , sin embargo, nuestros tiempos eran cortos, disponer de un viaje de varios días no era una opción, pero, por lo menos un fin de semana solo para ambos, y despertar en otro aire , sería fantástico. Así lo habíamos pensado.

Luna, era consciente de las cosas que estábamos viviendo, ella buscando nuevos horizontes y yo, tenía que culminar los míos. Su familia es de viajar mucho, es por ello que solicitar un permiso no era problema alguno.

A pesar de las limitaciones del tiempo, nos arriesgamos a comprar los vuelos hacia una de las ciudades más calurosas de Perú, Piura – Máncora, sus playas, la arena, el mar, eran perfectos para pasar nuestro corto fin de semana. Al evaluar las posibilidades nos salía demasiado caro, tanto el vuelo como el hospedaje, pero ambos estábamos decididos a aprovechar cada minuto juntos, sabíamos que si no lo hacíamos, nos íbamos a arrepentir luego; dividimos los gastos de manera equitativa, y nos preparamos para emprender el vuelo, nuestra locura era única, compramos los pasajes 4 días antes e hicimos la reserva de hotel, los únicos días que podíamos viajar era sábado y domingo.

Nuestro vuelo salía a las 11:00 de la mañana del sábado; acordamos encontrarnos en el aeropuerto, ella llegó puntual como acostumbra ,y yo por otro lado me encontraba en el maldito tráfico de la ciudad, sus mensajes de “apúrate” y sus llamadas eran estresantes, el claxon de los autos y el calor infernal mataban aún más mi paciencia, llegué 30 minutos antes del vuelo, corrí, felizmente no había cola, pase la inspección y me encontré con Luna.

-¿Por qué no me contestabas? —mientras ella arruga la frente.

-Estaba demasiado estresado , no sabes todo el tráfico que había, preferí no pelear.

-Sí, pero pensé que no vendrías.

– Como que no vendría si habíamos quedado.

-Sí, pero debiste contestarme.

-Ya basta, me siento ofuscado y con calor… —me queda mirando —hey… hey Luna, ¿te vas a poner así? —ella , en su rostro un gesto molesto , —heyy Luna.

Vuelo 409 con destino a la ciudad de Piura por favor dirigirse a la puerta de embarque número 12 se iniciará el abordaje —se escucha por el parlante.

Ingresamos al avión, nos acomodamos en los asientos, y Luna seguía con su cara molesta.

– Oye ya pues, deja estar así … Luna  —le digo.

– ¿Por qué no me contestaste? «—ella me lo dice con voz molesta.

– ¡Ash sigues con eso!

– Sí  —encaprichada.

– ¡Qué resentida eres!

– Lo sé.

– Oye, como te copias…, lastimosamente , lo peor es que yo te enseñé a ser así.

– Ja… emite una risa.

– Cosquillas…. —mientras ella se retuerce en el avión.

Durante el vuelo descansamos, era poco tiempo el viaje hacia la ciudad del calor infernal que decían, siempre había querido ir, y esta vez sería con la persona que compartía conmigo mis alegrías y penas.

Al llegar a Piura, sentí que podía freír un huevo en mi cabeza, el calor era realmente insoportable, nos echamos las botellas de agua sobre la cabeza, pero estas estaban tibias.

-¿Trajiste bloqueador? —ella me pregunta.

-ammm no…

– ¿Cómo no vas a traer? te pasas —ella dice.

– No recordé… señorita inteligente.

– Lo sé… ten échate un poco si no vas a estar carbón o tomate.

Mujer preparada vale por dos —eso dicen —;saliendo del aeropuerto encargamos una movilidad que nos llevara al hotel que habíamos reservado frente a la playa, tan solo tocar el techo de este sentía que estaba en un horno.

Al bajar del auto, nos encontramos con una vista muy hermosa, la brisa del mar nos dio la bienvenida, el hotel no era nada diferente a lo que las fotografías nos mostraban, teníamos un pequeño balcón, y nuestra habitación era rústica y blanca, casi ni sábanas tenía, puesto era obvio, el calor no las hacia necesario, frente a nosotros una pequeña piscina en la arena y a unos pasos más el imponente mar.

– ¡Es hermoso! «—digo con euforia.

– Sí… es realmente lindo, ¡ay! estoy cansada.

– Nada de cansancio, ven vamos a recorrer.

– Ya , espérate, me tengo que cambiar.

– Mujeres…

Durante la tarde que nos restaba, dejamos nuestras cosas, y salimos a recorrer el lugar , la playa y el mar, con la ropa ligera que teníamos puestas, ella estaba con una falda corta blanca, sobre ella un bivirí o polo color perla, sus lentes oscuros y su collar de piedras, su shakira en las muñecas y sus sandalias con hilos de colores, se veía realmente hermosa y “caliente” literal, por otro lado yo solo vestía unas sandalias, mi short y mi polo, simple, ¿para qué más?

Caminamos por la arena de playa, nos metíamos al mar a refrescarnos, no nos preocupaba mojarnos porque al salir la ropa se secaba instantáneamente, era muy gratificante estar ahí. Almorzamos en un restaurante de la ciudad un delicioso ceviche, estaba muy rico, acompañado de un cóctel muy helado, un festín de los dioses. Luego del manjar regresamos a caminar por la ciudad, y a prepararnos para observar algo realmente hermoso; si, veríamos el atardecer desde el balcón, cómo el imponente sol se escondía detrás del tímido mar mientras nuestros labios se juntaban para dar inicio a la noche.

– Es hermoso —ella dice mirándome a los ojos.

– Pero no tanto como tú.

– Owwww… me sonrojas.

– Linda —nos besamos.

Las noches de Máncora suelen decir que son un antro de trago, diversión y hierva, —pues si lo son (no sé en qué lugar estábamos , pero lo vimos así) —llegamos a una calle de puras discotecas de turistas, era fascinante ver la diversión, la música electrónica que tanto amamos y cómo la alegría se acaparaba en las calles, nos hicimos amigos de una pareja argentina del lugar , que compartieron mesa con nosotros, nos pusimos a beber y a bailar, teniendo también cuidado , ya que, no teníamos conocimiento de todo el lugar, unas cuantas horas de diversión que tanto disfrutábamos.

Luego de una noche entre bebidas y buena música, nos dirigimos a nuestra habitación, y nos encontramos con una vista espectacular, como aquellas películas inglesas, las cortinas blancas de las ventanas se movían por la brisa del mar, la inmensa luna llena se posaba frente a nosotros , apagamos las luces de nuestra habitación y nos dimos cuenta del sello que nos marcaba esta noche, era una señal.

– ¿Es una coincidencia que la luna nos acompañe hoy?

– No lo sé —ella responde coquetamente.

Estira mi polo con su dedo índice y me jala hacia ella,

– Eres una atrevida.

– Y tú un pícaro.

Nuestro encuentro había comenzando, la noche se volvió eterna entre pieles, sudor y luz. La luna era nuestra anfitriona, y aplaudía nuestra pasión, dejándonos caer ante su magia entre las sábanas y las cortinas que nos rodeaban.

Al día siguiente era 14 de febrero, desperté a las 6 de la mañana, en teoría no había dormido nada, así que aproveché que ella estaba “muerta” literal de cansancio, y me fui corriendo a la gastronomía del hotel, le pedí al jefe de área que me ayudara a sorprender a Luna , en poder llevarle un desayuno digno de celebrar el día, afortunadamente no había casi nadie en el comedor, todos estaban descansando por la bomba de diversión, así que no había problema en el tiempo; ensalada de frutas, jugo, helado, tostadas, café y… faltaba algo más…, algo muy especial, una rosa, a ella le encantan esos pequeños detalles, pero ¿dónde sacaría una? era muy fácil, el día anterior había encargado por favor me comprasen una, obviamente un cargo extra, pero la tenía ahora acompañando el desayuno con el cual podría sorprenderla, ya que, en lima, no es que sea normal que despertemos juntos, cada uno en su casa, pero hoy se daba la oportunidad de hacerlo por primera vez. Ella no era no mi enamorada, pero estábamos construyendo para serlo. Debía aprovechar el momento.

Me dieron el azafate , subí las escaleras, empujé la puerta y…

– Hey…!! Luna

– Zzz…

– Lunaaaaaaaaa… despiertaaaa

– Carlos no molestes…

– Despierta… o te tiro agua

– Luna despierta y….

– Zzzz..¿Y eso? —soñolienta.

– Para ti pues tontita.

– Espera… eso .. para mí… eso …— mientras pone su cara de mongolita sorprendida.

– No, para el cuarto de al lado… para ti… obvio lo preparé yo.

– Ya….. sí claro…

– Jajaja

– Gracias…. —me da un beso «—es un detalle muy lindooo… oww eres un amor —con su voz infantil.

– Gracias a ti bebé, gracias por permitirme estar contigo hoy… en teoría es el primer 14 que la paso feliz, mejor dicho, que comienza feliz, junto a una persona que me está robando el corazón cada día.

Ella me queda mirando, sonríe…

– Eres muy especial , gracias por este detalle.

– No hay de que, así que vamos come… para aprovechar lo que nos resta del día.

– Ayúdame tú… que no creo terminar todo.

– Jajaja está bien, te quiero.

– También te quiero.

Luego de desayunar, nos dirigimos a continuar el tour , las calles, las playas que nos faltaban conocer, éramos consciente que teníamos el tiempo muy corto y que nuestro vuelo tenía que salir a las 7:15 de la noche.

Este 14 de febrero era especial, las calles llenas de amor al igual que las playas, la brisa, el inmenso mar, el agua cristalina, las positas, los animales, todo era perfectamente imperfecto y hermoso.

– Te quiero bebé.

– Te quiero…. Owww.

Siempre nuestras cursilerías terminaban con un beso, un beso sincero, el cual nos acompañaría el resto del día.

De regreso a la ciudad de Lima, al bajar del avión, estábamos exhausto, sin embargo la acompañé a su casa, había sido un rápido fin de semana, pero muy lindo para ambos, su madre nos abrió la puerta y nos preguntó cómo la pasamos, conversamos unos minutos, contándoles las cosas que habíamos visto y el calor infernal del lugar, pero ella ya conocía también. Me quedé a dormir en su casa, esta vez me dejó quedar en el cuarto de huésped. No hubieron travesuras, estábamos demasiado cansados.

Al día siguiente despertamos temprano, me invitaron a desayunar, ya estábamos renovados , fue algo muy rápido, corto, pero especial y único. Su madre subió al segundo piso al terminar y nosotros nos dirigimos a la sala, pero luna estaba rara.

– Luna, ¿Pasa algo?

– Amm no , no pasa nada , ¿por?

– Esa miradita tuya ….

– No , ¿qué tiene mi mirada?

– ¿Segura que no pasa nada?

– Nooooo… nadaaaa —mira hacia un lado.

Estaba completamente seguro que algo pasaba, Luna no podía engañarme, hasta que se me acercó, quería decirme algo…

– Carlos.

– ¿Sí pequeña?

– Tengo algo que decirte.

– Ammm dímelo.

– Pero no te enojes

– ¿Por qué debería?

– Es que no sé…

– Solo dilo y ya…

– Tengo que viajar.

-¿ A dónde ?

– A New York.

– Ah siii… me traes recuerdos.

– No , enserio… no estoy bromeando.

– ¿Es enserio? —lo digo con preocupación —¿Por cuánto tiempo?

– 3 semanas —ella tiembla

-Eso es casi un mes —sigo preocupado.

– lo sé, pero es porque mi mamá me dijo para irnos y pasar un tiempo.

– Sí , lo entiendo pero ¿por qué no me lo dijiste?

– Porque no quería arruinar nuestro pequeño momento juntos.

– Sí , está bien lo entiendo pero…

– Por favor no te molestes.

– Luna, este —pensé , no me molesté , ella tenía razón, quizás si me lo decía en el viaje estaría preocupado todo el día —no pequeña , no me molestaré, ¿puedo acompañarte?

– ¿En serio?

– Sí pero … —sigo pensando —tres semanas, faltar , trabajo … no, rayos me es imposible además aún no tengo visa —con cara triste.

– ¡Ay!… tú, no te preocupes son solo tres semanas, además es un viaje, madre e hija.

– Sí, ya veo un mother lady’s night

– Jajaja eres un idiota…

– ¿Cuándo te vas?

– Ammm Mañana

– ¿Mañana? … te pasas… —abuu-, es muy rápido… —,ashh enserio te pasas

– Yaaaa , por favor no te molestes.

– Uhmmm… ¿me traerás recuerdos?

– Ño

– ¿Ni un caramelo?

– Ya un caramelito.

– Jajaja payasa.

– Bleeee —saca la lengua.

Me quedé pensando unos minutos, en un vacío, habíamos pasado un rápido pero bonito fin de semana en las hermosas playas de Máncora, con el calor infernal, y ahora estábamos por separarnos durante 3 semanas, era casi un mes, algo demasiado pronto con respecto a nuestra rápida escapada, sabía que no era mucho tiempo, pero estaba acostumbrado a ella, a su perfume de tarde y nuestro sudor de noche. Por otro lado, no estaba dentro de mis posibilidades acompañarla, el pasaje, los días, los estudios , el trabajo, eran demasiadas responsabilidades que no podía sustentar para dejarlas de un día para otro. Nuestro viaje a Máncora nos había dado un paso más en nuestra escala de conocernos, a pesar de lo rápido que había sido, fue especial y hermoso para ambos, pero antes de marcharse, tenía que contarle algo, con lo que ella reaccionó de forma molesta conmigo. Le conté que había recibido una llamada de aquella persona de mi pasado hace algunos días, al principio, se sorprendió, me interrogó, le expliqué pausadamente lo que pasó, lo entendió , pero vi en su mirada esa molestia, esa incomodidad que no dices pero se nota, ya que lógicamente ella tenía razón en algo, nada me hubiera costado cortarle a esa persona y no hablarle, sin embargo yo contesté, y eso la enfureció; en aquella llamada puse en su lugar a esa persona del pasado, no me importaba más , tampoco recordar cosas viejas, o aquella marca que teníamos, yo había aprendido a superarlo, a ella quizás le daba igual. Se lo expliqué a Luna, hablamos, nos miramos, nos entendimos y nos abrazamos, eso esperaba, no podía dejar que se vaya molesta conmigo, sería una tortura.

– Tengo miedo  —ella me dice con su voz delicada mientras entrelaza sus dedos.

– No tienes porqué, mírame, te quiero a ti, y de verdad te estoy queriendo más de lo que estás pensando, perdóname por contártelo recién, no sabía si era de importancia o no, pero por si acaso quería decírtelo, también, estamos iguales.

– Lo mío es diferente —ella dice.

– Lo sé, pero ya no te pongas así.

– No te preocupes, no es por eso, es porque no sé, siento que es una prueba más… —ella me coge la mano.

– Te voy a extrañar —le digo mientras la abrazo.

– Yo no —ella responde.

– Oye como que no…

– Ese será tu castigo.

– Que malvada eres.

– Te extrañaré demasiado.

– Yo también.

– ¿Mucho mucho?

– Demasiado mucho muchísimo…

– No te vayas —le digo.

– No quisiera , pero es imposible cancelar a mi madre.

– Lo sé… solo lo intentaba por si acaso.

– Acompáñame…

– Para mí también es imposible por ahora… —se lo digo con tristeza.

– Te tendré presente en cada momento —se acurruca en mi pecho.

– Y yo a ti pequeña, te estaré recordando cada segundo, si compras elige algo bonito.

– Te preguntaré…

– No te distraigas mucho en el celular, aprovecha esas vacaciones para que vengas renovada y me cuentes , pero eso si , tráeme recuerdos…

– ¿Una piedra? Jajaja… ya ya.

– Aaaaahhh graciosita estás —mientras comienzo hacerle cosquillas.

– Jajaja ya basta basta —ella se retuerce y ríe.

Nos quedamos quietos juntos, uno al otro…

– Te quiero bebita.

– También te quiero…

Ese día, esa mañana el sol estaba reluciente, mientras en su azotea nos despedíamos con un beso a la luz.

En el camino de regreso, mi corazón tenía miedo de su lejanía, temor de su no retorno, ella partía a las 5:15 de la mañana , tenía que estar desde muy madrugada ahí en el aeropuerto, pero mientras el carro se demoraba en llegar a mi destino, empecé a escribir lo que mi corazón quería decirle cuando ella esté en vuelo:

Sé que fui un tonto en un principio, por haber hecho aquella tontería, sé que no es de importancia, pero sé que te incomodó, y si no te lo contaba sentía que te traicionaba, pero gracias por haber confiado en mi. De repente al leer esta carta ya estés en el avión, hacia tu destino, y quizás nuestras conexiones se pierdan, pero en estos momentos, en estos instantes siento mucha tristeza, si, sé que tal vez suene exagerado, pero me he acostumbrado tanto a ti, que me duele y con todo este sentimentalismo, tal vez suene dramático, sin embargo quiero que grabes algo muy bien en tu mente, “ te quiero” si, te quiero con este cariño tan dócil, fuerte y sincero. En nuestros viajes, en nuestras salidas, en nuestras peleas; he sentido esa almohada tan suave donde pueda recostarme cada vez que caigo, ese balde de agua para despertar y ver la realidad, has sido mi inspiración, mi soporte, mi ayuda y mi cuna, he visto en ti parte de mi alma perdida reivindicándose por tus palabras, he visto en tus manos esa fuerza que esperaba. Admiro tu valentía de aguantarme, de haberme soportado, de hacerme ver mis errores, mis triunfos y sobre todo apoyarme en las decisiones que tome. Y como olvidar también tus riñas, no sé porqué tuve que vivir el pasado que tuve, si te tenía en frente, pero por algo pasan las cosas, te quiero, te extraño desde ya y te estoy comenzando a amar.

No llores si te sorprende esta última palabra, pero es lo que siento y no me arrepiento de escribirla en este instante, en este momento, en esta circunstancia y en este día.

Te quiero y aunque durante 3 semanas miles de kilómetros nos separen te tengo presente. Lo sé , tal vez exagero un poco, pero es lo que siento.

Estaré aquí, esperándote aunque suene tonto ,aunque suene apresurado, aunque suene exagerado, estaré aquí y no me arrepiento de hacerlo por ti

Con cariño, Carlos.

Ella dejó caer gotas de lluvia sobre el papel en el avión, su madre le preguntó —¿qué sucede? Ella respondió con una mano sobre su rostro.

– Él me quiere y yo , lo quiero.

CONTINÚA >>> PEQUEÑA LUNA PARTE 9
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