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Pequeña Luna

Capítulo 1 | Víspera

Era la víspera de navidad, las calles estaban alborotadas de gente y el tráfico era insoportable en la ciudad de Lima. Luna y yo habíamos quedado encontrarnos para ir de compras navideñas, me faltaba un último regalo para una sobrina bebé y ella algunas cosas que necesitaba.
Estaba acostumbrado a caminar, pero, sin embargo ese día “lo fue todo”, además del regalo para la bebé, tenía que ver el regalo de Luna, pero no tenía la menor idea de qué darle, estaba indeciso entre ropa, una pulcera o quizás un collar .
Nos encontramos a las afueras de un centro comercial, en una pileta, ella acostumbra estar siempre a la moda, y es más no me extrañaría que se le ocurra comprar recién su ropa ese mismo día para noche buena, en el largo tiempo de amistad que tenemos la he aprendido a conocer tanto que me resulta difícil no acertarle.
—acompáñame a comprar —me dice.
—claro, vamos.
Gran error, si bien a Luna le gusta ir de compras y estar a la moda, es muy pero muy exquisita en la forma de vestirse, a veces complicada y muy indecisa.
Recorrimos cada tienda del centro comercial, piso por piso, boutique tras boutique, nunca antes había caminado y esperado tanto por comprar ropa, simplemente es un temor cuando va de compras y si le añadimos la gente, toda una travesía.
Después de horas encontró lo que quería, un vestido color rojo con unos bordados y diseño muy sutil, era bastante sexy y elegante.
—¿Qué te crees mamanuela? —la molestaba.
—idiota —me dice.
En primer lugar yo tenía planeado una vez que encuentre lo que le gustara regalárselo, sin embargo , ella terca y empoderada decidió pagarlo.
Al salir de la tienda, notó que estaba cansado y acentuó
—Gracias por acompañarme, sé que soy especial.
—Y claro que lo sé, pero hoy fuiste demasiado comparado con las anteriores veces, creo que te cobraré por acompañamiento.
—Tonto.
Llegamos a comprar el juguete que tenía en mente para la bebé, pero aún sin regalo alguno para ella.
Salimos del centro comercial y nos encaminamos a su casa, era un día muy ajetreado pero sin perder ese espíritu navideño y de la confraternidad, luna estaba muy alegre, se pone feliz cuando encuentra lo que quiere, cantando sus villancicos que ya me tenían extenuado.
Llegamos a su casa, su madre nos abría la puerta, ya me conocía, ya que anteriormente la había visitado muchas veces.
Pasaban las horas y me era difícil poder pensar en un regalo para ella, Luna es en parte una persona que puede tenerlo todo pero siempre busca algo diferente, es perfeccionista no por nada es egresada de diseño de interiores y con una maestría en marcha, y lo complementa con su resentimiento, sí, es muy resentida me gana sin lugar a duda, más de lo que yo puedo competir con ella.
Al entrar a la sala, había un bonito árbol navideño y una decoración muy encantadora, ¿seguro tú lo hiciste? —le pregunto.
—sí, ¿Cómo lo sabes?
— ¿Quién más pondría lazos rojos y rosados? —se ríe.
El comedor estaba decorado, esperando sea media noche para que puedan disfrutar de una cena familiar.
Era hora de irme, las horas pasaban y se me complicaba con el tráfico para llegar a casa, pero algo curioso pasó. Luna se me acerca con esa sonrisa y mirada que expresa algo de temor cuando me queda observando, y antes de poder decirle algo…
—¿Por qué no te quedas? —me dice—.Me robó una sonrisa dentro de mí, pero tenía un regalo por dejar y llegar a casa.
—No puedo — le digo—, tengo que dejar este regalo bajo el árbol y cenar en familia, es noche buena.
—Pero lo puedes dejar mañana por la mañana, a mi mamá también le encantaría que te quedarás… no me hagas rogarte.
— Pero es que no puedo…
— Ya, le diré a mamá que te vas a quedar, mamá dice Carlos que si se queda—grita.
— Pero yo no he…
—Sisisisi ,bien que sí te quieres quedar, solo que te haces de rogar.
—No, no es eso, pero…
—bla bla lalalalala
—Luna pero
—lalalalala.
—Qué engreída te comportas, ya está bien me quedo pero tengo que llamar a casa.
—Está bien.
—…
No es fácil competir contra ella, es muy decidida en lograr lo que quiere, y esa es una de las razones por la cual me encanta pasar tiempo a su lado.
Luna vive con su mamá, tíos y abuelos, con los cuales pasaría navidad, la noche se ponía tenue y hacía demasiado calor, y seguía recordando que no tenía regalo, sería la primera noche de navidad que pase fuera de casa, era algo un poco extraño para mí, y para mi fortuna sé que no habían preparado un platillo extraño que estaba seguro de que no me gustaría, el pavo era el centro de atención.
—Vamos a la terraza —dice.
Subimos, ella tenía una vista muy linda , donde se podía apreciar el mar, era hermoso.
—Las veces que he venido nunca me invitaste a subir a tu terraza, no pensé que tuvieras esta vista tan hermosa
—Nunca me dijiste si querías subir —saca su lengua—.Cuando estoy enojada vengo aquí.
—Yo vendría siempre aquí para inspirarme , es tan tranquilo, ¿y por acá no venden cohetes? los que compré están en casa, pero ya que me quedaré, no tengo que cosas tirarte.
— Payaso, aquí no permiten.
—¿ah no? , ven acompáñame.
—¿A dónde? tú solo acompáñame.
Salimos de su casa y la llevé a una avenida muy concurrida cerca a su casa, entre gente y el alboroto buscaba vendedores de cohetes.
— ¿Señora tiene cohetón?
— ¡Oye por que vas a comprar eso!
—Para prenderle velitas, para reventarlo a media noche. ¿No?
—¡oye nooo…! , no se puede.
—Calma , tranquila ,señora deme estas bombardas.
—¿Y qué hace eso?
— Eso desprende un arcoíris y salen ponys volando
—Idiota.
—¿Nunca has visto fuegos artificiales?, van al cielo, revientan y salen luces, chispas y todo eso que vez por la tele en eventos.
—Aaaaahhhh siiii… pero nunca he comprado.
—Monga, yo te voy a enseñar a reventar cohetes —saca su lengua.
—En serio Carlos, está prohibido, ¡hay que venga la policía y me haga problema les digo que te lleven!
—Calma no pasará nada, te apuesto que más de un vecino tuyo revienta sus cohetes, espera, pero si vives cerca de la playa, esta bajada va directo ¿no?
—sí…
— Y si le dices a tu mamá para bajar en noche buena, sería genial apreciar desde abajo todo el espectáculo.
—si , pero no creo que quiera.
—vamos dile, Si no para bajar todos.
—No creo Carlos, pero lo intentaré
Llegando a su casa, trató de convencer a su mamá, la señora tenía miedo que nos pase algo pero aceptó que Luna bajara conmigo, pero debíamos regresar rápido para la cena de noche buena.
—Espérame en la sala, ya vengo —me dice.
—¿A dónde vas?
— A cambiarme no voy a pasar navidad así.
—¿Qué, no estabas cambiada?
— NO
—pero no te demores mira que hora es, 11:00.
—yayaya renegón —saca su lengua como siempre.
Luna alegraba mis días, era una compañera, una amiga, alguien que se estaba ganando un gran lugar dentro de mí, a pesar que su genio y forma de ser alteraba mi rutina , mis pensamientos, toda la tradición que siempre tuve para noche buena, me la cambió, era la primera vez que no pasaría en casa.
—ya vamos, estoy lista —escucho—, volteo y quedé me quedé observándola, sin palabras , estaba hermosa, vestía demasiado lindo con el vestido que se compró, tenía unos aretes sublimes, muy delicados y delgados, su cabello está tenuemente peinado realzando su sutil rostro, su calzado elegante y a tiras, usaba un collar muy delgado y brillante, tenía un color natural en sus labios que los hacían muy dulces, un rojo pasión sutil, se veía muy encantadora. Como adjunté líneas anteriores, Luna era muy selectiva para vestirse.
— ¿Cómo me veo?
—¿Mi cara de tonto no te dice nada?, estás muy hermosa —le digo.
—lo sé, gracias.
— ¡ja! creída —saca la lengua.
Eran las 11:30 pm , así que agarré mis cuetecillos como niño y comenzamos la caminata de bajada a la playa.
—Dime Luna ¿Cuál te reviento?
—ninguno tonto.
Me daba risa su cara de seriedad que ponía, su porte era elegante, a veces de mala, pero por dentro era un pony bobo.
Llegamos al borde de la playa, había unas cuantas parejas en el lugar y algunos en grupo, la vista estaba tranquila y no hacía frío, nos quedamos un momento observando el paisaje, eran 11:43 pm y me adelanto un poco sobre la arena para colocar las bombardas, pero me quedé un momento apreciando las olas.
—Ella se me acerca y me pregunta ¿qué te sucede? —.La miro a los ojos.
Ella se había dado cuenta de que estaba pensando en alguien más, y comienza a mirarme seriamente.
— Te contaré algo —le digo.
—Hace un año en la víspera de navidad, yo fui a darle una sorpresa a aquella persona que tú conoces, pero me robaron, en ese momento pensé que eran cosas que pasan, pero luego , que tal vez era una señal para alejarme de ese lugar, ha pasado como te digo un año y siento que debí haberlo hecho , debí alejarme en ese momento por completo, solo era eso, un recuerdo perdido, que se me vino a la mente.
Ella se queda viéndome con sus ojitos bonitos de “eres un idiota”.
—Cálmate solo es un recuerdo que se me vino a la mente —, la cogí de la mano y la abracé—, tranquila, no te molestes.
—Eres un tonto, espero solo sea eso.
—Lo es , lo sabes, si no, no estuviera aquí contigo.
Apresuré a colocar las bombardas sobre la arena, le dije que me ayude a poner las demás; exactamente a las 11:59 con 47 segundos comenzamos a encender las bombardas.
— No tengas miedo, vamos enciende.
—Me da miedo —pone pucherito.
—Calma, lo peor que te puede pasar es que explotes con eso y nada más.
— eres un idiota noooo.
—ja, ja, ja —río.
Las encendimos.
—Feliz Navidad Carlos.
—Feliz navidad Luna.
Nos abrazamos , nos quedamos mirándonos, me acerqué y la besé en la frente, y sin decir una sola palabra nuestras miradas se congelaron, se comenzaban a entrelazar, nos acercamos y nos besamos en noche buena, fue despacio, sutil, apasionado y lleno de cariño, me miró sonrojada, solo atenué a decirle —disfrutemos de los fuegos artificiales —, se podía observar detrás de nosotros las luces en el cielo de las bombardas —, te lo dije —le acentué —se rio.
Disfrutamos del espectáculo que podíamos apreciar desde la orilla del mar durante 20 minutos, luego de ello nos tomamos de la mano y apresuramos a regresar a casa.
Junto a su familia deleitamos de una deliciosa cena preparada por su madre y sus tías, al retirarnos de la mesa nos dirigimos a su sala, nos sentamos exhaustos después de un largo día, y decidimos ver una película hasta quedarnos dormidos, y más tarde poder salir a disfrutar del 25 almorzando en la playa.
El ambiente se situó tranquilo.
—Gracias por permitirme compartir contigo esta fecha, gracias por haber aguantado cada berrinche mío —le digo.
—Gracias por aguantarme tú a mí y cargar mis bolsas —dice.
— Eso no creo que aguante tanto —reí— ,¿sabes cuanto tiempo nos conocemos? —le pregunté.
— Un año creo —responde.
—Extraoficialmente nos conocemos 1 año con 1 mes, oficialmente nos conocemos 11 meses, y amicalmente lo somos desde hace 9 meses.
— jajaja tonto.
—¿estás feliz? —me pregunta
— sí, lo estoy gracias a ti, a tu sonrisa, a ese cariño tan sincero que me das, yo sé que no he sido bueno contigo, que te he lastimado varias veces indirectamente al contarte mis problemas, todo lo que pasaba, lo terco y ciego que fui, por eso te agradezco, tú has tenido la oportunidad de irte, de mandarme bien lejos si querías por las veces que te cancelaba, pero entendías mi forma de pensar, entendías el amor que tenía aquí, y al parecer, tú te lo estás ganado, has sabido conocerme, has estado aquí aunque yo no quiera, ¿cuántas veces hemos reído?, ¿cuántas veces hemos disfrutado de las mismas cosas juntos? , ¿cuántas veces hemos apreciado la luna? ¿Varias no? Y yo era consiente de eso, pero vivía pensando en algo que al fin y al cabo no me hacía bien, había idealizado a una persona que no existe, gracias , te digo mil veces gracias, te quiero, tu cariño me hace feliz.
Nos besamos una vez más y ella se recostó sobre mí, me sentía muy alegre, y feliz de haber compartido un momento único con un una persona que me demostraba verdad, y a pesar que aún no le contaba todo, sabía que en ella posiblemente si todo iba bien y las cosas y se convierta en la mujer de mi vida, podría confiar confiarle esa pequeña enigmática parte de mí, ese secreto que me acompañará siempre.
Sabía que aún no podía decirle “eres mi enamorada”, pero si podía decirle, eres mi ilusión.
Pasamos la noche juntos y amanecimos sobre el mueble, ella recostada y yo abrazándola, abrió sus ojos y le dije “La vie est belle”, feliz navidad Luna, —feliz navidad Carlos —; nuestras miradas se entrelazaron una vez más.

continúa:  Pequeña Luna Parte 2 | Pequeña Luna

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