el diario de mariana,  Historias,  Mis historias

¿Cómo nos conocimos? Cine – Parte 3

Mariana se encontraba haciendo unos gestos extraños frente a mí, parece que tenía un bicho recorriendo su espalda, pero por si las dudas, le pregunté:
— ¿Qué haces?
— Tratando de hacerte reír, últimamente paras muy serio
— Va, así soy yo…—No tú no eres así.
— Yaaa deja de hacer eso… pareces una retrasada , jajajaja.(río)
— Ja. ja. ja ¡tonto!, ¿Vemos una película?, no no, ya sé,  mejor vamos al cine.-dice sonriente.
— ¿Al cine? …Noooooo Mariana hoy no, estoy un poco cansado
— ¿No quieres ir al cine conmigo? A yaaa, a yaa, pero con tu ex amiguita siempre ibas al cine ¿no?-dice con voz de molesta, celosa, afectada como si el mundo se acabara.
— Ash ¿te vas a poner así de nuevo? En verdad estoy cansado, mejor vemos una película blue ray en 3D (nos encontrábamos en su sala), total estamos mejor abrigados. ¡Hey te estoy hablando…! ¡Mariana…! ¿No me vas hablar?, qué engreída te comportas.
— Así me quieren -dice con voz sarcástica de mujer tratando de sacar celos.
— Bueno si no me vas hacer caso, yo tengo la cura, (alisto mis dedos) ¡cosquillas!
— Jajaja ya basta basta Baaaaasssstaaaaaaaa!…
— Te lo dije, Bueno qué más da, no tengo clases mañana, vamos al cine, total creo que hoy se estrena «los Pitufos 2».
— Ya vamos ( le brillan los ojos)
— Pobrecita nunca ha ido al cine, no te preocupes hoy conocerás.
— ¡Te fregaste! no usaremos mi tarjeta  y  tú harás la cola general.
Mariana tiene una tarjeta de cine dorada, la tarjeta que yo quiero obtener este año (tristemente lo escribo), con la cual tienes el beneficio de comprar en otro módulo donde casi no hay cola para las entradas, además de otros beneficios, como era una película de estreno imaginaba que en los módulos de entrada general estaría una inmensa cola de personas.
—Ya ya ya, déjate de engreimientos, vamos que la película comienza 20:45.
Nos encaminamos hacia el cine, y no era de extrañarse estaba repleto de gente, compré las entradas en el módulo con su tarjeta, ella se encargó de los aperitivos, siempre hacíamos el trabajo equitativamente. Nos aventuramos hacia la película.
—Mira estas tú (pitufo tontín), a no, tu eres pitufo gruñón.(saca la lengua)
—Ja ja ja… que graciosa, tu te pareces al gato «Azrael», jajajajaja, idénticos, mismo color de cabello.
La película estaba entretenida, conocí el pitufifacebook (peculiar adaptación), es genial como acoplan lo moderno con lo ficticio, recuerdo que yo crecí con los pitufos, era una de mis series de dibujos favoritas.
Al salir de la sala, una vez finalizada la película, ya que no tenía clases y sus clases de ella eran por la tarde del día siguiente ,nos fuimos a caminar por las estancias del lugar, ya se hacía repetitivo el camino así que fuimos hacia las calles de la ciudad, la noche estaba tranquila y silenciosa, el cielo garuaba y el viento helado enfriaba nuestras manos y orejas, pasamos por algunos parques donde no podíamos sentarnos porque la humedad había empañado las bancas, estuvimos caminando por largo tiempo, platicando de diversos temas, hasta que Mariana realizó una pregunta:
—Esa noche que hablamos, me dijiste que no querías revivir estos momentos, me explicaste a tu manera el porqué, pero no fuiste muy claro, aún tengo esa curiosidad, a veces pienso que no quisiste o no quieres.
—uhmm…, imaginaba que algún momento preguntarías eso, si, a veces me complico y tienes razón, mereces que sea claro,…. (Mirada pensativa)
— Estás pensativo, si no me quieres decir ya déjalo, no te preocupes
— No, sí, solo que aquellos días no fueron fáciles, es verdad cuando dices, “yo no quería estos momentos”, mucho menos volverlos a vivir, quizás hubiera querido que pasen largos años, para mí no fue nada fácil, y si te conté aquella ves lo que sucedió, fue porque ya tu insistencia era demasiada, y me di cuenta que te hacía daño, y tú no me habías echo absolutamente nada, es más parabas pendiente de mi,  no te merecías que siga callando. No fue fácil renunciar a todo aquello que tenía en mente y luego volverlo a replantear contigo. Si te habrás dado cuenta, soy muy perseverante y si algo no resulta lo dejo y me enfoco en algo mejor, así no pierdo la ilación, pero tú fuiste tan “cargosa” que me hiciste replantearme con una mentalidad distinta, mucho más libre, fue por eso que te dí gracias aquella noche, y por ello cada día te ganas un poco más de mi cariño, además te juro y tú lo sabes bien, que nunca se me paso por la mente que llegáramos a estar juntos.
— Perdóname si fui tan «cargosa» pero no me gustaba verte así, aquella vez que nos conocimos tú me ayudaste, y aunque pasó mucho tiempo recordé que ni las palabras de mis amigas fueron tan precisas como las tuyas, fuiste bastante intermediario y eso me ayudó. 
— Mis palabras son mágicas, a que sí.
— Jajajaja solo esa vez.
La noche se hacía mucho más silenciosa y me entraba un poco de apetito, teníamos una idea, ir a tomar algo en aquel lugar donde nos conocimos por primera vez.
Acompañados por un frappuccino, nos encaminamos de regreso, con un beso bajo la lluvia.
(Continuará)

No Comments

Deja una respuesta